viernes, 15 de febrero de 2008

Paz nuestra que estarás en la tierra


 

Convoco por el mundo a todos los soldados

y a cada policía con armas en sus manos,


 

convoco en armisticio a cada guerrillero

y a cada delincuente que ansíe ya no serlo,


 

convoco con angustia a todos los maestros

que trazan en las mentes letras y senderos,


 

convoco con plegarias a los monjes y a los curas

y a todas las monjitas de acción y de clausura,


 

convoco con amor a los novios y a sus novias,

a los padres de familia, sus hijos y señoras,


 

a las madres de familia, sus hijos y pareja,

convoco a los abuelos, a las tías y los tíos,


 

convoco a gobernantes y a líderes del mundo,

con la voz más fuerte, con el grito más puro;


 

sin poderes los convoco y angustiado les invito

a fundir con el plomo todos los armamentos,


 

a sepultar los rencores y, por amor a los niños,

a llevar al hombro la paz en lugar de los pleitos,


 

a sembrar la paz y a desarmar las bombas,

a dar paz a los chicos y alejarles las drogas,


 

a santificar la paz y a quemar uniformes

a buscar la paz y abonar el respeto,


 

a sembrar la paz como sembramos comida

a sembrar la paz como sembramos palabras.


 

Les pido que juntemos

en un esfuerzo noble,

en un esfuerzo grande,

en un esfuerzo enorme,

la materia prima de los fusiles y las balas

de los ejércitos cesantes,

de las paces aplazadas,

de las agresiones con palabras difundidas

de las fotos hirientes en la pantalla y la página,

y que forjemos con esa masa

la paz para los hijos,

la paz en la casa, en la calle y en el campo,

la paz en las montañas, pueblos y barrios

la paz en las autopistas y también en los caminos,

a paz en las fábricas, la paz en las oficinas,

la paz en las películas, la televisión y los impresos,

la paz en las cárceles, los cuarteles y gobiernos

la paz en los estudios, las comidas y los juegos,

la paz del trabajo, del sueño y del vestido,

la paz en el comienzo, el medio y el final

la paz en el aire y en el zenit y en el nadir,

la paz para decir buenas noches y buenos días,

la paz que alimente el respeto por la Vida.


 

Les pido un poco más:

ama-semos de esa materia prima

la mujer de paz, cabeza de familia;


 

amasemos de esa materia prima

al hombre de paz sin armas en sus manos,


 

y les pido, para terminar el sueño,

que todos nos alimentemos

de un plato de paz humana

que nos libre de la guerra

y de un raudal de justicia

que circule por las venas.


 

Las Mercedes de Guácimo,

enero de 1995.

 

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola, gracias por el comentario que haces... he leído con agrado el post que haces, dando referencia a lo positivo, a lo que todos queremos, es cierto...
pero acaso acepptar lo positivo es obviar o dejar de lado todo aquellos que se supone perjudicial y nocivo?
acaso, los actos de los grupos armados debe silenciarse y detenernos a ver telenovelas en RCN?
toda la esperanza que pones en este post, todos estos deseos de armonía y amor, son solo una falacia, que en realidad ni necesitamos... y no podemos sostener, o acaso qué vas a poner a hacer a miles de guerrillos, miles de paras y de policias luego de que no tengan armas?, los vas a poner a hacer pan?
me dirás que los vas a poner a trabajar... pero qué va querer trabajar un soldado que está acostumbrado a matar... los vas a poner a estudiar?... ojalá... pero al estado colombiano no le interesa para nada...
cuando hablo de los "negativo" que vos decís, hablo es de una denuncia... un abrazo.